viernes, 30 de noviembre de 2012

Entrevista en el portal Aventarte


En esta entrada, y a fin de que podáis conocerme un poco mejor, os dejo la entrevista que me realizaron desde el portal literario Aventarte.

Pregunta (P) ¿Dónde has nacido?
Respuesta (R) Nací en la Maternidad de Zaragoza, en plenas fiestas del Pilar de hace cuarenta y algún años… Luego pasé toda mi niñez en su barrio de la Química (actualmente La Almozara).
(P) Un recuerdo de tu infancia:
(R) Creo que tuve una infancia muy feliz pues me sobrevienen demasiados recuerdos entrañables: la emoción de cada noche de Reyes, los veranos en el pueblo con mis primos, la primera vez que vi el mar… Aunque tampoco puedo olvidar lo mucho que se esforzaron mis padres para que pudiera sentirla así. 
(P) ¿Dónde vives ahora?
(R) En la ciudad de León, en mitad de su barrio más típico: el Barrio Húmedo. Me encantan sus tapas, su ritmo de vida, la cultura del filandón (reunión de personas para compartir cuentos). He de reconocer que, pese al frío en invierno, me ha acogido muy bien.
(P) Cuéntanos algo interesante que te haya ocurrido esta semana:
(R) Ocurrió ayer mismo. Tras impartir una de mis clases sobre epidemiología (disciplina ciertamente ingrata), decidí terminarla con un cuento. Suelo hacerlo a menudo para agradecer a los alumnos su atención. Lo agradecieron con un aplauso. 
(P) ¿Cuándo te diste cuenta de que lo tuyo era escribir?
(R) Todavía no estoy seguro de que lo mío sea escribir. Me encanta y por eso lo hago, aunque el día en que deje de gustarme o me quite de otras cosas más importantes lo dejaré. En cualquier caso, comencé a redactar después de que mis padres fallecieran en un accidente. Ellos siempre decían que escribía bien. Fue una especie de homenaje a su memoria, a la vez que una manera de plasmar en el papel aquello que sentía.
(P) ¿Escribes a mano o en el ordenador?
(R) Confieso que he sucumbido a las nuevas tecnologías: escribo en el ordenador. Sin embargo, siempre llevo encima una libreta de notas en las que apunto cualquier detalle que me inspira.
(P) ¿Tienes algún rincón o algún ritual especial que inspire?
(R) Sí. Desde que alguien me dijo que para que fuese bien mi carrera literaria debería apostar por el siete, soy un maniático de este número. Por eso los cuentos o capítulos de mis libros son múltiplos suyos. Otro ritual que cumplo: empezar a escribirlos en la noche del cinco de enero, por la magia que esta fecha conlleva.
(P) Un olor:
(R) El del campo después de haber llovido. Tengo la impresión de que así huele la vida.
(P) Una imagen:
(R) La de mi hijo Manuel sonriendo. Me transmite paz, plenitud y, sobre todo, muchísima alegría.
(P) Un cuento:
(R) Nombrar uno solo resultaría imposible. Cualquiera de Coello, Benedetti, Borges, Cortázar, Bucay… De entre los míos, me quedo con el titulado “El amor azul marino”, por ser el primero que escribí. Sin ese primer paso no andaría por este camino.
(P) ¿Por qué nos recomendarías tus libros?
(R) Más que yo, preferiría que fueran mis lectores quienes los recomendasen. Lo que sí puedo decir de cada uno de ellos es que están escritos con y desde el corazón, siendo fiel a una máxima que me he aplicado desde que comencé: escribir para compartir.
(P) Si solo pudieras salvar tres libros...
(R) ¡Difícil dilema, pues hay tantas obras maravillosas! De entre esos tres estaría, sin duda, el Quijote. Después de salvarlos a ellos, me salvaría yo.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Tres comentarios azules


De entre las críticas, reseñas y comentarios que ha recibido “El amor azul marino” quisiera compartir tres:
La del poeta José Mañoso, quien lo definió en el momento de su presentación como “un libro de historias sencillas, no exentas de poesía, que llevarán al lector a vivir una experiencia límite en un auténtico cántico a la vida”.
La del novelista Santiago Morata, quien indicara a este respecto en el foro del portal Hislibris que contiene “cuentos como los de antes, que te trasportan a un estado de relax difícil de conseguir y te conmueven hasta lo más hondo”.
Y por último la del escritor Roberto Lumbreras, quien comentase con motivo de su primera edición: “Tuve la suerte de conocer y entablar amistad con Manuel Cortés. Y al poco tuve el gran placer de leer el manuscrito de este libro. Pero creo que si hubiera leído en primer lugar estos cuentos, también habría acabado siendo amigo de Manuel; no hubiera descansado hasta hallarlo, conocerlo, y… rogado encarecidamente que siguiese escribiendo, en ese mismo estilo, con esa misma pasión inteligente”.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Viajando en el tren del corazón


Érase una vez un Corazón que debía emprender una travesía. El punto de origen estaba en un desengaño amoroso, si bien desconocía su destino. Aun cuando fueron muchos los amigos y familiares reunidos en la salida, era preciso que aquel viajero realizara su trayecto en solitario. Eligió hacerlo en ferrocarril.
Les dijo adiós. No hay despedida sencilla por mucho que la añores.
Llevaba las alforjas llenas de recuerdos, el alma en carne viva.
Subió al tren que indicaba su billete; un vagón de compartimientos, con seis plazas cada uno. En el suyo encontró a los primeros compañeros: la Nostalgia, la Impotencia, la Desesperanza, el Dolor y la Tristeza.
Con puntualidad meridiana, la máquina partió.
La Nostalgia rompió el silencio, recordando los momentos que ya no volverán. El Dolor traspira amargura en sus comentarios; lo malo de ser buena persona es que hay quien te daña para comprobarlo. La Impotencia quiso llamar la atención confesando ante el grupo que no creía lo ocurrido. La Desesperanza negó que hubiera futuro, que pudiera haber mañana tras un ayer tan intenso.
La Tristeza, llorona e introvertida, analiza las causas del desenlace:
-          ¿Qué pasó?, ¿en qué me equivoqué?, ¿de quién fue la culpa?... ¿Acaso conté con lo que no tenía?
Mientras, el Corazón calla y devuelve el saludo al revisor. Su ticket está en orden.
Llegaron en hora a la primera estación. En ella se apearon Nostalgia y Desesperanza, ocupando sus asientos la Rabia y la Soledad. Fue esta última quien abrió conversación expresando que, pese a estar rodeada de gente que le daba quintales de cariño, no tenía con quien compartir sus inquietudes. La Rabia, indignada y agresiva, cargó las culpas de lo vivido contra la otra parte de la relación:
-          ¿Es lícito dar con intención de quitar después?... Lo tenía premeditado.
En la segunda parada el Corazón quedó solo al bajarse los demás viajeros. En su lugar subió la Obsesión, comenzando a dar vueltas a cuestiones relativas al otro sujeto implicado: qué hará, dónde y con quién está, a qué saben los besos que no se besarán. La letra de una canción, la silueta de la luna o el detalle más nimio incitaban ese pensamiento reiterativo, que se extendía insaciable a las horas de descanso. Y es que a veces la mente se comporta como un monstruo: si le das de comer, estás perdido.
Antes de alcanzar un nuevo andén pasó por allí la Dependencia quien, al ver sitios libres, pidió poderse sentar. A ella, tan esquiva con el humo del tabaco, le habían asignado por analogía un vagón de fumadores. Agradeció el gesto afirmativo, tomó asiento junto a la ventanilla y describió un fenómeno que acostumbra a vivir: el de “la mariposa que se quema en la llama”.
Una mariposa es atraída compulsivamente por la luz que emite esta. Tal atracción le resulta dañina pues cuanto más se aproxime mayor será el grado de sus quemaduras. El bello insecto insiste en su propósito una y mil veces a pesar del rechazo recibido. No puede hacer nada para evitarlo. Esa pulsión, como tantas otras, debe combatirse para impedir que destruya sin remedio al elemento sobre el que ejerce su influjo: la mariposa.
El Corazón escucha expectante.
En el alto siguiente volvió a quedarse solo, si bien no tardó en incorporarse la Resignación. Prima hermana de la Sensatez, ayudó a poner las cosas en su sitio y a despedirse de aquello a lo que hubiera que decir adiós: las ideas obsesivas, la autocompasión, el sentimiento de culpa… La vida es mucho más que una pareja que no te merece. Era importante asumir tal realidad, aun sabiendo que el olvido viene siempre con retraso.
-         No reniegues de tus errores pues de su mano camina la experiencia. Tal vez la necesites para acabar encontrando a la persona adecuada... Y no te preocupes de lo lejos que debas ir. Lejos es ponerle tu sonrisa a un recuerdo que dolía.
Este tramo de viaje se hizo particularmente corto, bromeando incluso sobre aventuras pasadas.
Al llegar a su ciudad, aquel pasajero de amable conversación se apeó dejando su asiento a la Ilusión y la Esperanza. Estos trotamundos amenizaron el trayecto con sus chistes, sus canciones, sus anécdotas. ¡Qué divertido! Los tres sonríen.
En la penúltima estación el Amor accede a una plaza del compartimiento. Fue una visita tan grata como inesperada.
-          ¿Qué haces de nuevo aquí? –le preguntó el Corazón.
Estrecharon sus manos, hablaron sobre las vueltas que da la vida, repasaron cómo las relaciones humanas nacen, crecen y, en ocasiones, acaban. Amar es una vía de doble sentido: muchos son los que van, pero cuántos los que vuelven. El trayecto resulta distendido, feliz.
Entre muecas de complicidad, aquel sentimiento revela un consejo:
-          El día que vuelvas a acelerarte por alguien y tengas oportunidad de decírselo, díselo. Primero: porque apena que una relación termine antes de empezar, diluida en la timidez o el silencio. Segundo: porque este tipo de taquicardia merece lo mejor. Y tercero: porque a veces el momento oportuno pasa. Ama incluso cuando menos te lo pidan pues tal vez sea cuando más lo necesiten. Y recuerda que siempre te arrepentirás, no de lo que hiciste –que al fin y al cabo te ha llevado hasta donde estás-, sino de no haber hecho aquello que quisiste y pudiste hacer.
Solo las palabras que nacen del corazón llegan al Corazón.
Finalmente nuestro protagonista alcanzó su destino. Para su sorpresa era el mismo que el de partida, estando los familiares y amigos que acudieron a despedirle. En verdad siempre estuvieron allí, aportando su granito de arena para que ese recorrido fuera lo más breve posible.
Les agradeció su apoyo, al igual que a sus colegas de mochila, sin olvidar a uno imperceptible que había sido de gran ayuda: el Tiempo.
Cada mañana suben a ese ferrocarril demasiados ventrículos dolidos. Aun cuando piensan que su historia resulta irrepetible, todas acaban pareciéndose entre sí.
Cada mediodía la Nostalgia y el resto de su cuadrilla acceden al mismo vagón mientras la Dependencia, por paradójico que pudiera parecer, sigue buscando hueco entre los no fumadores.
Pero también cada tarde regresan a esa plataforma miles de corazones acompañados por una nueva ilusión.
Es el tren de los afectos, de los latidos, de la propia vida. ¡Que no lo detenga nadie!

Nota: Cuento Viajando en el tren del corazón, incluido en mi libro "El amor azul marino".

viernes, 9 de noviembre de 2012

"El amor azul marino" en Amazon

Por fin. Desde ayer por la tarde ya está disponible en la plataforma digital Amazon la versión kindle de mi primer libro: "El amor azul marino". Estamos contentos. Finalmente su precio de descarga es de 0,96 euros, esperando así poder llegar a muchos más lectores, a muchos más amigos.
Os adjunto el enlace correspondientes a Amazon y a mi blog personal de referencia.
Mil sonrisas, hoy azules marinas.


http://www.amazon.es/El-amor-azul-marino-ebook/dp/B00A3994KK/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1352452445&sr=1-1

lunes, 5 de noviembre de 2012

La portada de Jara


Tal y como hemos comentado, tenemos intención de que la edición kindle de "El amor azul marino" se encuentre disponible en los próximos días en el portal digital Amazon. Estamos trabajando para ello. Lo que de momento ya podemos anticiparos es su precio de descarga -un euro- y la nueva portada que adjuntamos. Está diseñada por Jara Baena y, sin que sea pasión de autores, nos parece que ha quedado genial. Su composición se adapta estupendamente a lo que quiere expresar el libro. Cuando lo leáis, podréis comprobar por qué.

viernes, 2 de noviembre de 2012

De corazón a corazón


Uno de los recuerdos más fuertes que tengo de mi infancia era cuando mi Padre nos contaba cuentos. No solía ser habitual pues entre su trabajo en los ferrocarriles y las horas en la carpintería, el tiempo se esfumaba. Solía ser en momentos puntuales -cuando estabas malo, alguna fiesta o así-, eran cuentos sencillos -cuántas veces escuché pulgarcito, o cenicienta o alguno de esos-, pero que me dejaban absorto y con una sensación difícil de explicar. Con este libro y este autor he vuelto a recordar, a vivir una sensación parecida.
Precioso libro, cuentos sencillos, una mezcla de los de antes, de los de había una vez.... con un lenguaje moderno, con hechos nuevos que invitan a la reflexión a un momento de pensar con una gran sonrisa. Aptos para todos los públicos pero que esos "niños" con tai tantos y algunas calvas de más disfrutaremos al máximo. Lenguaje claro, cuentos cortos siempre poniéndonos antes de contarnos como una introducción del por qué de esos cuentos, fina ironía y gran sentido del humor, al ser la primera obra del autor quizás se vea una pequeña falta de madurez comparada con las otras suyas que ya he leído, pero esta se ve suplida ampliamente por la Frescura, la ilusión del que comienza.
Cuentos emotivos, casi homenajes -digno de mención el de 192 Estrellas dedicado a las victimas del 11M- a hechos que marcaron su vida. Me viene a la cabeza una frase de un personaje de cuento, Srhek "los ogros somos como las cebollas, vamos por capas". Aquí el autor -no entendáis que le llamo ogro- cuento a cuento nos va abriendo y mostrando sus capas llegando hasta lo más profundo de su ser, lo más tierno, un libro escrito con el corazón que os acariciará el alma con cada cuento.
En fin, no tengo nada más que deciros, gracias por vuestra lectura y recomendaros este libro pues disfrutareis como cenicienta en la fiesta con el príncipe. Desearos que seáis felices, comáis perdices y colorin colorado estos cuentos me HAN GUSTADO y la opinión se ha acabado.