sábado, 23 de marzo de 2013

En el portal TúQuéLees

En esta tarde de sábado incluyo una pequeña entrada para informaros de que desde hace unos días "El amor azul marino" está disponible en el portal TúQuéLees, a cuyos responsables agradezco su detalle y confianza. Os adjunto el enlace por si fuera de vuestro interés. 
Mil sonrisas y buen fin de semana.
http://www.tuquelees.com/libro/34783/el-amor-azul-marino

martes, 19 de marzo de 2013

A Manuel, mi padre


Además de conocer como nadie su oficio de carpintero, papá era muy trabajador pues no quería que ninguno de sus hijos pasara sus mismas calamidades. En este sentido siempre estuvo muy al lado, apoyándonos en nuestros planes y sudando cuanto hiciera falta para que pudiéramos progresar.
Fue hortelano de domingo en una parcela próxima a la finca. Con su mono descolchado, visera amarilla y guantes de jardinero, gustaba de abonar los tiestos, podar las ramas bordes de los frutales, encañar la judía, embotar la erupción de almíbar que regala el estío. En sus ratos libres después de la jornada acudía a moldear los surcos, quitar la mala hierba o encontrarse consigo mismo en un espacio que sentía suyo.
Aunque siempre vivió tierra adentro papá se definía como un enamorado del mar, y en vacaciones, si la cartilla del banco lo consiente, nos acercábamos a hacerle una visita.
Coleccionista de sellos, apasionado del cine negro, fumador de una especie de puros llamados perreros. Mas de entre todas sus cualidades destacaba lo mucho que quiso a mi madre. Admitía que haberla conocido era lo mejor que le ocurrió en la vida. Y aunque a veces no pareciera detallista –más de un aniversario sobrevino sin tener nada comprado- profesó un inmenso amor hacia ella. Un amor azul marino, como dijo en cierta ocasión, mientras le rondaba en un baile de festivo.
Mi padre era así, sincero hasta el defecto en su modo de opinar. Decía lo que pensaba, pero siempre de tal forma que resultaba difícil enfadarse con él.

Nota: Texto perteneciente al relato El síndrome de Lucciano, incluido en mi libro "El amor azul marino". 

lunes, 11 de marzo de 2013

192 estrellas


Hace mucho, muchísimo tiempo, cuando la Naturaleza era un auténtico caos, surgieron las estaciones. Primavera, verano, otoño e invierno se turnaron en el año para dar una cadencia a la vida que permitiera a los hombres alcanzar su Libertad. Y lo hicieron sin prisas, como corresponde a esas cosas que son para siempre.
Aquel proceso fue un encargo divino al país del Arcoíris.
En efecto, alarmado por los caprichos del clima, el Creador pidió a los colores que diseñaran esa secuencia. Todos aceptaron el reto sin dilación.
Azul y Verde pintaron la Primavera. Quisieron que llegara por el este cada 21 de marzo. La llenaron de agua, de flores, de aromas. Los sentimientos que comparten su paleta lucen por entonces los mejores brillos. Es la época del Amor, de la Esperanza.
El Rojo y el Amarillo dieron calidez al Verano. Aliados con fuego y sol, decidieron que surgiera desde el sur en el mes de junio. Lo colmaron de siestas, bronceados, de playas. La Pasión reina entre los afectos esculpiendo brillos de parajes estivales.
De la gama de Marrones surgió el Otoño. Un hayedo sirvió de esbozo. Hojas caducas que duermen a ras de suelo perfilando contrastes increíbles. La Melancolía vino con él, por el oeste, un 21 de septiembre.
El Blanco escogió al Invierno. Pintó el frío, la nieve, el abrigo. El norte es su punto cardinal y diciembre la primera página del calendario. Por unos días, el resto de las tonalidades se incrustaron en él pintando la Navidad. Es entonces cuando afloran los más tiernos sentimientos.
Al contemplar Dios aquella obra quedó maravillado. Tal sucesión de períodos ponía orden entre el desatino. Era el guión perfecto para los ciclos reproductivos, para la propia Naturaleza. Los habitantes del país del Arcoíris habían cumplido con su objetivo.
Entre bailes impresionistas el tiempo siguió pasando.
Hasta que un día, muchos, muchísimos días después, el Señor les hizo otro encargo. Quería recordar a los Hombres que su Libertad exigió un esfuerzo, que no fue tan fácil salir de las cuevas. Quería mostrarles que la era del caos nunca se dio por vencida y que a veces aflora entre ellos en forma de reyertas, disparos a quemarropa o bolsas con dinamita camufladas en un vagón. Quería ratificar su apuesta incondicional en favor de la Justicia, la Comprensión, la Convivencia, la Tolerancia. Y quería que ese deseo tomara forma a través del color.
Todos los matices que componen el arcoíris se pusieron manos a la obra. Escogieron como lienzo el firmamento y sobre su fondo azulado dibujaron 192 estrellas. Fue el homenaje sincero nacido de sus pinceles a los damnificados de una barbarie cometida en Madrid la mañana de un 11 de marzo.
Desde entonces, cada una de ellas nos recuerda con su brillo que el ser humano no debe volver a la oscuridad de las cavernas; que su futuro solo pasa por el Bien, que no es posible la vida en el andén del rencor.
Los más nobles sentimientos rubricaron ese deseo. El Creador, y con Él la gente buena, también. 

Nota: Cuento titulado 192 estrellas (in memoriam de las víctimas de los atentados del 11-M), incluido en mi libro "El amor azul marino".

miércoles, 6 de marzo de 2013

Entrevista para Ediciones Irreverentes

Me la hizo hace ya tiempo Miguel Ángel de Rus, escritor y editor de Ediciones Irreverentes, con quien he publicado el resto de mis libros. Y hoy la comparto con vosotros para que a través de ella me conozcáis un poco mejor. 

Pregunta (P): - No solo escribe, además es cuentacuentos. Parece que desde siempre, ¿no?
Respuesta (R): - Mi maestra decía que narraba muy bien. En el colegio quedé segundo en un concurso de cuentos, en el instituto gané un concurso de relatos. Luego estudié Medicina y publiqué distintos artículos científicos. A nivel literario comencé a escribir en el año 2004, a raíz del fallecimiento de mis padres.
(P): - ¿Y eso?
(R): - Descubrí que con la Literatura podía canalizar un montón se sentimientos. Además, disfruto escribiendo... y consigo sorprender a las personas de mi entorno.
(P): - Tus libros incluyen cuentos y relatos, ¿por qué?
(R): - Porque con ellos me siento cómodo y, lo mejor, soy capaz de transmitir. No comparto la idea de que sean géneros malditos.
(P): - ¿Son autobiográficos?
(R): - Inevitablemente todo autor plasma parte de sí en aquello que crea. En efecto, yo escribo en primera persona, a veces desde hechos que realmente ocurrieron. Pero también hay mucha ficción.
(P): - ¿Qué opinas del panorama literario actual?
(R): - No me gusta. Descaradamente prima lo comercial. Para las grandes editoriales, mejor un libro que venda que un libro bueno. Y casi todas las librerías prefieren apostar por los bestsellers. Hoy en día ser un escritor novel conlleva riesgos; lo malo es que es un riesgo que me gusta.
(P): - ¿Quién hay detrás de tus renglones?
(R): - Una persona de lo más normal, feliz con su familia, su mujer, su hijo, sus amigos. Un entusiasta del fútbol, la montaña, García Márquez, la tortilla de patata. Y eso sí: un maniático del número siete.