martes, 31 de diciembre de 2013

Feliz Año Nuevo

De "El amor azul marino" destacaría que la suerte no está en lo que nos pasa, sino en cómo lo vivimos. De mis "Cartas para un país con magia", que la ilusión es hereditaria; se hereda de los hijos. De "Mi planeta de chocolate": cuando debas elegir entre dos opciones, tomes siempre la que tenga chocolate. Y de "Siete paraguas al sol", que llueva no depende de ti; que lleves paraguas, sí.
En estas últimas horas del 2013, brindo porque en ese Nuevo Año que en nada comienza -cuyas cifras además suman siete, mi número favorito- cada una de esas citas siga teniendo vigencia. ¡Feliz 2014!

domingo, 29 de diciembre de 2013

En la cuna del filandón

En su definición clásica, el filandón  es una reunión que se realiza por las noches después de cenar, en la que se cuentan historias en voz alta a la vez que se trabaja en alguna actividad manual (por lo general, textil). Dicha reunión solía hacerse en el propio hogar, con sus participantes sentados en bancadas.
Ayer tuve el gusto de participar en uno de esos filandones en un contexto sin igual: el Centro de Interpretación Textil del municipio leonés de Val de San Lorenzo. Allí, entre mantas, cordeles y telares, compartí mis relatos junto a dos escritoras que narran los suyos de maravilla: Mercedes G. Rojo y Manuela Bodas... sumándose también a esa fiesta de la palabra muchos de los asistentes, que no dejaron de recordar anécdotas y detalles de tantos filandones de antaño.
El cuento "El amor azul marino" cerró mi intervención, si bien tardará mucho a cerrarse esa vivencia entrañable de haber estado en la cuna de aquellas reuniones.

martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Navidad

"¿Qué es la Navidad? Es la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza del futuro. Es el deseo más sincero de que cada taza se rebose con bendiciones ricas y eternas, y de que cada camino nos lleve a la paz". Desde esta frase de la escritora Agnes M. Pharo -aunque he de reconoceros que no sé muy bien quién es-, os deseo sencillamente una feliz Navidad.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Cuentos para compartir

A principios de este año 2013, siete escritores y siete ilustradores decidimos escribir un libro con fines solidarios. Constaría de siete cuentos ilustrados -uno para cada día de la semana- y, dado su fin y nuestro compromiso, se titularía "Cuentos para compartir". Desde un principio quisimos que los beneficios que de él se obtuvieran fuesen destinados íntegramente a la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Aragón (ASPANOA).
Aquel sueño vio la luz el pasado 9 de diciembre, cuando fue presentado en el Teatro de las Esquinas, de Zaragoza. La sala quedó pequeña para tanto público y tanta solidaridad, hasta el punto de que en apenas una semana agotamos la primera edición... Por todo ello, nos da mucha alegría compartir que en estos momentos ya está en marcha la elaboración de la segunda.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Azul marino en el "Centro Penitenciario de Daroca"

El pasado jueves día 12 asistí a un encuentro literario con los miembros del club de lectura del Centro Penitenciario de Daroca (Zaragoza), en torno al libro "El amor azul marino". Y es que esa era la obra propuesta por los voluntarios que lo coordinan para leer en esta semana. Durante casi dos horas charlamos sobre mi persona, mis manías, las motivaciones que tuve para escribirlo, mis pretensiones, cada cuento que en él transmito... Pues bien, he de reconocer que fue una experiencia preciosa.
Los integrantes del club que habían leído el libro fueron exponiendo lo que les había parecido. Y así, entre críticas entrañables y preguntas al respecto, cerramos la tarde con una breve sesión de cuentacuentos en la que ese relato homónimo, "El amor azul marino" -por cierto, el primero que escribí-, no podía faltar.

jueves, 5 de diciembre de 2013

A propósito de mis abuelas

Me hubiera gustado haber conocido más a mis abuelas. La materna falleció de cáncer mucho antes de que yo naciese. Mamá nos habló de ella y conservo un grabado en el que sale ataviada de campesina.
Mi abuelo se casó en segundas nupcias, pero su esposa murió siendo yo muy pequeño. Recuerdo su trato cariñoso, las torrijas deliciosas; mi memoria no alcanza a más.
La abuela paterna se llamaba Concha; una señorita de bien, hija de estirpe nobiliaria con escudo grabado en piedra a la puerta de su hacienda. La costumbre de aquellos años establecía que en esas familias el primero de los varones sirviera en la milicia y la mayor de sus damas ingresase en un convento. Su hermano fue por ello alférez de caballería y batalló con su escuadrón al norte de África. Le concedieron una laureada por méritos de guerra. A ella, primera de entre las niñas, le habían asignado el papel de novicia. Incluso en una festividad fue elegida camarera de la Virgen para vestirla antes de salir en procesión. Sin embargo nunca le gustaron los hábitos, reiterando su oposición a semejante destino. Su padre se indignó. ¿Quién es una adolescente para decidir lo que quiere ser? La tradición es la tradición. Por fortuna su hermana pequeña sintió la llamada y decidió entregar su vida a Dios. Hizo votos y en ellos liberó a mi abuela de la norma establecida...

Nota: Párrafo perteneciente al relato El enamoramiento azul celeste, incluido en mi libro "El amor azul marino".