Amalia, bienvenida

Hace apenas cinco días, una Sirenita preciosa llegó a nuestra casa. No la esperábamos tan pronto. De hecho, adelantó su venida casi un mes... Es probable que supiera de los cuentos que inventamos cada noche y se apresurara para no perderse ninguno. Sea como fuere, lo importante es que todo ha ido bien.
Precisamente por ello, para prestarle cuantas atenciones se merece, estaré por un tiempo alejado de mi blog... si bien ya os advierto que no nos dejaremos de contar.

Amalia, hija mía: bienvenida, wellcome, ようこそ, bienvenue, wilkommen, ברוכה הבאה , bem-vinda, Добро пожаловать, benvingut, خوش آمديد, ongi-etorri, benvenuta, mabuhay, 欢迎, isten hozott, dobrodošli, welkom, xoş gəlmişsiniz, selamat datang, benvida... Porque no importa si te lo decimos en cien idiomas; lo realmente importante es que lo hacemos con miles de sonrisas.

Mi amigo Santiago

Santiago Morata es un artista polifacético: escritor, pintor, viajero apasionado, fotógrafo amateur... Ambos coincidimos en nuestros inicios respectivos en este mundo de la Literatura, habiendo tenido él -entre otros- el detalle de recomendar mi lectura en muchos de los foros en los que habitualmente participa, cuadrar fechas para que pudiéramos coincidir en alguna Feria del Libro y acompañarme en los actos de presentación de dos de mis obras: "Cartas para un país sin magia" y "Siete paraguas al sol". Amigo que rebosa generosidad, su último gesto ha sido incluir una breve reseña a propósito de mi "El amor azul marino" en su novela "CAT: El día de la guerra" (Ediciones Nowtilus). 
Mil gracias, Santiago, por tu escritura y por ser como eres. Y es que en un momento de la misma, en voz de uno de sus protagonistas, puede leerse:

Hojeó el libro. "El amor azul marino". El autor, Manuel Cortés, en verdad tenía cara de buena gente. Comenzó a leer...Y le gustó. Al principio lo encontró ñoño, pero luego fue relajándose conforme lo iba leyendo y se encontró una lectura plácida y estimulante, como un cuento para mayores. Era el primer libro que leía en años y le encantó. Corto pero intenso, y tan apacible como una tarde lluviosa de otoño...

Unas gracias pendientes

De mi abuela Concha, con quien tantas vivencias comparto en el capítulo que le dedico en "El amor azul marino", aprendí que de bien nacidos es ser agradecido. Por ello, no quiero que pase más tiempo sin dar las gracias a mi editor, Miguel Ángel de Rus (de MAR Editor) por la confianza que siempre manifiesta hacia mi literatura y por haber seleccionado mi última obra, "Nanas para un Principito", como proyecto presentado a la Dirección General de Política e Industrias Culturales y del Libro -perteneciente al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte-, con motivo de las Subvenciones para el Fomento de la Edición de Libros en el año 2014.
Aun cuando finalmente dicho proyecto no fuese aprobado, valoro mucho su intención y el esfuerzo realizado para que finalmente pudiera publicarse.